En lo más crudo del invierno, cabe prever que se alcancen temperaturas por debajo de cero grados, acompañadas de nieve y hielo, razón de más para que las compañías aéreas y los aeropuertos se esfuercen por combatir estas condiciones y por garantizar que la seguridad de los pasajeros siga siendo la máxima prioridad. Pero, ¿qué ocurre entre bastidores para facilitar que esto sea posible? Desde el deshielo de las aeronaves hasta la formación especializada de la tripulación, las compañías aéreas y los aeropuertos siguen procedimientos establecidos para evitar condiciones que afecten a la seguridad.
Las condiciones invernales pueden provocar hielo a nivel del suelo o en el aire, nieve, aguanieve, lluvia escarchada, hielo pastoso, cristales de hielo, etc. Los tipos de hielo pueden variar desde la lluvia helada hasta la formación de escarcha. Es más factible que se produzcan condiciones de formación de hielo cuando la temperatura es igual o inferior a 10 °C, y se combina con humedad en las nubes. Dichas condiciones pueden provocar la presencia de hielo, nieve, aguanieve o agua estancada en rampas, pistas de rodaje o pistas de aterrizaje y despegue.
Las operaciones invernales plantean dos problemas principales: mantener el aeropuerto despejado y la seguridad de la aeronave en vuelo. Es importante abordar estos retos para garantizar la seguridad, contribuir a minimizar las perturbaciones y prevenir accidentes.
El diseño de la aeronave
Durante la fase de diseño de una aeronave, se incorporan determinadas características que permiten la tolerancia a las condiciones invernales. Por ejemplo, las aeronaves presentan superficies lisas que se «deshielan» con ayuda de diversos sistemas mecánicos o térmicos a fin de evitar la acumulación de hielo. Aunque la acumulación de hielo puede detectarse visualmente, la mayoría de las aeronaves modernas están equipadas con tecnología de detección del hielo, advertencia a la tripulación de las condiciones de hielo y protección de las superficies expuestas contra la acumulación de hielo. Algunas aeronaves vienen equipadas con más de un mecanismo de advertencia de hielo y deshielo.
Además, las aeronaves están provistas de sistemas de frenado antideslizante que impiden que las ruedas se bloqueen en pistas resbaladizas. Si una rueda empieza a patinar, los sensores lo detectan y ajustan la presión de freno para mantener el control y garantizar que el aterrizaje y el rodaje en tierra sean seguros. Disponer de frenos de carbono también puede contribuir a facilitar un aterrizaje suave, ya que son duraderos en condiciones de hielo y humedad.
Formación de la tripulación
Una aeronave no puede despegar de manera fiable sin una formación correcta de su tripulación. La tripulación y el personal de tierra reciben formación para ser plenamente conscientes de los procedimientos esenciales que deben seguirse en invierno, incluida la limpieza de la pista y el deshielo del avión a fin de garantizar la seguridad de los despegues y los aterrizajes. El personal está equipado con ropa adecuada para las temperaturas de congelación, en particular uniformes aislantes, guantes y calzado que protegen del frío y la humedad.
Deshielo de la aeronave
El deshielo de la aeronave es una parte esencial de las operaciones en tierra durante el invierno. El piloto al mando de la aeronave es responsable de determinar si es necesario descongelar la aeronave antes de iniciar la tracción de retroceso («pushback»). Mientras el piloto al mando supervisa el proceso de deshielo, el personal de tierra se encarga de facilitar la comunicación abierta y de informar sobre todo lo que pueda afectar a la seguridad del vuelo. Normalmente, la aeronave se descongelará mecánicamente en el aire mediante sistemas internos de calefacción eléctrica o neumáticos, o en caso de condiciones de hielo en tierra mediante el uso de cuatro diferentes tipos de líquidos para descongelar, dependiendo del tipo de aeronave.

No se puede subestimar la importancia del deshielo de una aeronave, ya que la acumulación de hielo puede comprometer gravemente su rendimiento y su estabilidad durante el despegue. La contaminación por hielo, nieve o escarcha puede aumentar el peso de la aeronave y reducir la eficiencia aerodinámica y operativa. Por razones de seguridad, la aeronave no debe despegar si alguna superficie crítica se encuentra contaminada.
Operaciones en pista
Garantizar que las pistas estén despejadas es una parte esencial de las operaciones invernales. Para reducir el riesgo de formación de nieve y hielo, las superficies aeroportuarias suelen tratarse por adelantado con agentes antidescongelantes. Sin embargo, cuando las condiciones meteorológicas se deterioran más allá de los límites de seguridad, las pistas pueden cerrarse por completo. Para evitarlo, el personal de tierra trabaja con el fin de retirar la nieve o el hielo, lo cual puede ser una actividad continua, especialmente si sigue nevando mientras se limpian las pistas. Si los aeropuertos se encuentran en lugares en los que no nieva habitualmente, el proceso de retirada de la nieve puede alargarse debido a la falta de equipos y experiencia. En el caso de los aeropuertos que acumulan una gran cantidad de nieve, el proceso para despejar la nieve puede ser rápido, obteniéndose pistas practicables en tan solo 20 minutos. En general, el proceso de limpieza de las pistas es eficiente, ya que las previsiones meteorológicas de hoy en día permiten predecir con antelación las condiciones adversas, lo cual da al personal de tierra y a la tripulación tiempo suficiente para prepararse.
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